La noche del 11 al 12 de septiembre ardieron el Monte Pindo y sus alrededores. No era la primera vez, ni será la última. Pero hay cosas a las que uno nunca se acostumbra.
El martes, apenas día y medio antes, un inoportuno esguince cuando llevaba kilómetro y medio me impidió hacer cumbre. Hubiese sido la cuarta vez que llego a la Laxa da Moa, la cima del Monte Pindo.
Esa noche la pasé solo, asomado a la ventana, viendo como avanzaba el incendio a dos o tres kilómetros de la casa de Pedrafigueira donde solemos pasar unos días al año. El fuego pilló a mi novia en Cee. Cuando las llamas traspasaron la carretera, hubo que cortarla.
A la mañana siguiente, el jueves 12, cogí en Carnota el autobús que va de Santiago a Finisterre, cargado de peregrinos extranjeros que querían rematar su viaje lo más lejos posible. Por el silencio que se hizo, sepulcral, deduzco que no tenían ni idea de lo que estaba pasando. Porque el incendio aún tardo un par de días en extinguirse completamente. Esto es lo que vieron.
La música utilizada en el vídeo es la canción Reflecting the Moon, de Sambodhi Prem, que se distribuye con licencia Creative Commons y puede descargarse desde jamendo.com.