Me lo pasé bastante bien comparando rascacielos mientras escribía ¿Y si el rascacielos más alto del mundo midiese lo que el Modulor?, mi pasada colaboración en Cosas de Arquitectos. La verdad es que empezó siendo algo serio, un intento de asimilar el dato numérico de la altura de un rascacielos. Es curioso como nuestra sociedad resume su significado casi siempre en ese número. Y triste comprobar dónde quedan las pirámides o la Torre Eiffel según esta escala de valores. Así nos va muchas veces. Era lógico al final decantarse por la ironía y tomarse las cosas con humor.